ATENCIÓN PSICOLÓGICA PARA ADULTOS
ATENCIÓN PSICOLÓGICA PARA ADULTOS
Reconocer que se necesita ayuda
¿Alguna vez has tenido la sensación de vacío sin motivo aparente o has sentido altibajos frecuentes? El estrés, los problemas de convivencia, una pérdida importante, la inadaptación social o los miedos irracionales son algunas de las situaciones que pueden desbordarnos en algún momento de nuestras vidas y cronificarse si no se atajan a tiempo.
Aunque todos podemos reconocer pasar por alguna dificultad, pocas veces somos conscientes del alcance de lo que nos pasa y cuándo nuestros recursos propios dejan de ser suficientes para afrontarlo.
Los problemas habituales que solemos tratar:
- Depresión: si estás apático, desmotivado, decaído, tienes problemas de sueño o concentración, es muy probable que padezcas depresión. Puede ser reactiva a un acontecimiento o, por el contrario, un estado de mayor duración.
- Ansiedad: se manifiesta a través de miedos irracionales, comportamientos obsesivos, inhibición ante los demás. También podemos llegar a padecer síntomas físicos tales como taquicardias, dificultad para respirar, tensión muscular, etc. Todo ello puede llegar a ser tan incapacitante que consiga hacernos perder el control y nos impida llevar una vida equilibrada o relaciones sanas.
- Parálisis vital: quizá te encuentres en un punto muerto, no seas capaz de asumir un cambio o qué camino tomar. Contar con un punto de vista objetivo, alguien que aporte ideas y estrategias, puede ser de ayuda antes y después de tomar decisiones importantes.
- Autoestima: el concepto que tenemos de nosotros mismos puede afectar a nuestra vida diaria. A veces tenemos problemas de confianza, nos declaramos nuestro peor enemigo, o realizamos comparaciones poco realistas.
- Habilidades sociales: si te ves torpe ante los demás, inoportuno o sientes que das una impresión equivocada, deberíamos revisar tus habilidades interpersonales: lenguaje no verbal, asertividad, cuestionamiento de miedos poco realistas, habilidades relacionadas con la comunicación y conversación…
Metodología
Más allá de las etiquetas diagnósticas nuestro equipo de psicólogos trabaja a través de una metodología específica analizando las causas que contribuyeron a la aparición del problema y las que lo mantienen e identificando los factores que lo empeoran o mejoran. Asimismo, implementamos tratamientos individualizados y aportamos una visión objetiva que ofrezca alternativas realistas y que, con el objetivo de encontrar los medios adecuados para superar nuestras dificultades, pongan fin a la situación que nos hace sufrir.
Reconocer que se necesita ayuda
¿Alguna vez has tenido la sensación de vacío sin motivo aparente o has sentido altibajos frecuentes? El estrés, los problemas de convivencia, una pérdida importante, la inadaptación social o los miedos irracionales son algunas de las situaciones que pueden desbordarnos en algún momento de nuestras vidas y cronificarse si no se atajan a tiempo.
Aunque todos podemos reconocer pasar por alguna dificultad, pocas veces somos conscientes del alcance de lo que nos pasa y cuándo nuestros recursos propios dejan de ser suficientes para afrontarlo.
Los problemas habituales que solemos tratar:
- Depresión: si estás apático, desmotivado, decaído, tienes problemas de sueño o concentración, es muy probable que padezcas depresión. Puede ser reactiva a un acontecimiento o, por el contrario, un estado de mayor duración.
- Ansiedad: se manifiesta a través de miedos irracionales, comportamientos obsesivos, inhibición ante los demás… O a partir de la manifestación de síntomas físicos tales como taquicardias, dificultad para respirar, tensión muscular, etc. Todo ello puede llegar a ser tan incapacitante que consiga hacernos perder el control y nos impida llevar una vida equilibrada o relaciones sanas.
- Parálisis vital: quizá te encuentres en un punto muerto, no seas capaz de asumir un cambio o qué camino tomar. Contar con un punto de vista objetivo, alguien que aporte ideas y estrategias, puede ser de ayuda antes y después de tomar decisiones importantes.
- Autoestima: el concepto que tenemos de nosotros mismos puede afectar a nuestra vida diaria. A veces tenemos problemas de confianza, nos declaramos nuestro peor enemigo, o realizamos comparaciones poco realistas.
- Habilidades sociales: si te ves torpe ante los demás, inoportuno o sientes que das una impresión equivocada, deberíamos revisar tus habilidades interpersonales: lenguaje no verbal, asertividad, cuestionamiento de miedos poco realistas, habilidades relacionadas con la comunicación y conversación…
Metodología
Más allá de las etiquetas diagnósticas nuestro equipo de psicólogos trabaja a través de una metodología específica analizando las causas que contribuyeron a la aparición del problema y las que lo mantienen e identificando los factores que lo empeoran o mejoran. Asimismo, implementamos tratamientos individualizados y aportamos una visión objetiva que ofrezca alternativas realistas y que, con el objetivo de encontrar los medios adecuados para superar nuestras dificultades, pongan fin a la situación que nos hace sufrir.
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